
Transformación Digital: Más allá de las tecnologías.
La transformación digital “atada con alambres” empieza a mostrar sus problemas. Quizás sea tiempo de pensar un nuevo paradigma que ponga el foco en los procesos, las personas, las herramientas y la cultura.
La transformación digital está de moda. Casi todas las empresas tienen o dicen tener una estrategia de transformación digital. El 67% de las organizaciones consultadas por un estudio reciente de IBM* declararon haber acelerado sus procesos de incorporación de tecnología en los últimos dos años. Pero, ¿es esto una verdadera transformación digital?
De acuerdo con McKinsey&Global, el impacto del COVID-19 en el mundo del trabajo aceleró la adopción de productos o servicios digitales en 7 años. Usualmente, los entusiastas de la tecnología (conjunto dentro del que me incluyo), vemos esta estadística como algo positivo. Pero hay algunas cosas que tenemos que tener en cuenta:
La incorporación de tecnología a cualquier costo y sin una estrategia que incluya arquitecturas sólidas, buenas prácticas, procesos aceitados y cambios en la cultura organizacional, no es más que un conjunto – muy costoso – de espejos de colores.
Son muchas las organizaciones que implementan este tipo de proyectos bajo el paraguas de transformación digital, que no terminan teniendo un impacto real en la eficiencia y la operatoria del negocio.
¿Por qué pasa esto y cómo evitarlo?
A riesgo de generalizar, podemos afirmar que el paradigma vigente alrededor de la transformación digital la plantea como un conjunto de iniciativas aisladas y muy llamativas, pero que no forman parte de una estrategia integral de incorporación de tecnología que incluya a toda la organización. Y dónde, además, se ponen las herramientas tecnológicas innovadoras por delante de las personas y de los procesos organizacionales.
Una mirada estratégica permite tener una visión integral de los problemas y consolidar una visión de hacia dónde vamos.
Pero además permite también reducir costos en el largo plazo. Muchas veces se habla de la necesidad de medir y cuantificar el impacto de estas iniciativas, y es ahí cuando empiezan los problemas. La tangibilidad del impacto de la tecnología en las organizaciones es mucho más compleja de percibir y comprender que en otras disciplinas. Uno más uno a veces no es dos. Y esto tiene que ver con que el impacto de lo que hacemos es, muchas veces, indirecto.

El verdadero impacto se genera en cuatro instancias: personas, procesos, herramientas y cultura. La incorporación de herramientas tecnológicas por sí solas no va a marcar el diferencial que buscamos, a menos que también esté acompañado de procesos y personas que permitan transformar la cultura organizacional.
Los alambres con los que se ató la masiva incorporación tecnológica en los últimos años, se están empezando a romper. Y probablemente este sea el momento de ordenar el ecosistema de servicios tecnológicos que tanto ha crecido en los últimos años.
¿Es momento de un nuevo paradigma?¿Están las transformaciones reales en agenda? ¿Cuáles son los factores que las demoran? Escucho opiniones…
Nicolás Kovalsky
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