
Salvar los Equipos: Necesitamos hacer que 1 + 1 sea 3.
Experiencias individuales vs. conocimiento colectivo en un mundo que tiende hacia el aislacionismo laboral, el Efecto Medici y el verdadero potencial de la tecnología.
Las tecnologías emergentes asociadas a la Cuarta Revolución Industrial nos han empoderado individualmente como nunca antes en la historia de la humanidad. La idea de que hoy, con un par de clicks, podemos hacer lo que antes costaría el trabajo de días o semanas de todo un equipo, está muy presente en el ADN de la sociedad post industrial que habitamos. ¿Es esto el fin de los equipos?
Para el filósofo coreano-alemán Byung Chul Han, la autoalienación da paso a la autoexplotación. Cuando nos aislamos nos explotamos a nosotros mismos. Porque al ser nuestro propio jefe muchas veces también nos convertimos en nuestro propio empleado. Pero, ¿sigue siendo importante trabajar en equipo con todas las herramientas que nos ofrece incluso de forma gratuita internet?
La importancia de los equipos
El liderazgo y el trabajo en equipo son de las habilidades más mencionadas para los empleos del futuro según el World Economic Forum. En distintos foros, reportes y organizaciones se suele destacar la importancia de los equipos de trabajo casi como una moda. Pero cuando las palabras se vuelven bonitas y se repiten como mantra, corren el riesgo de perder su significado original.
La verdadera importancia de un buen trabajo en equipo es que implementándolo podemos superar la suma de las habilidades individuales de las partes. Digamos que a veces uno más uno puede dar más que dos.
Los aprendizajes individuales siempre van a estar limitados y sesgados por la experiencia individual. Los límites de lo que cada uno de nosotros puede hacer solo son muy claros, más allá del enorme potencial que puede tener la tecnología.
Pero si queremos realizar proyectos genuinamente ambiciosos, resulta clave que nos sintamos parte de un todo, que escuchemos al de al lado, que nos ayudemos, acompañemos, y nos conozcamos: entre nosotros y a nosotros mismos. Con las virtudes y los defectos. La pregunta que me surge entonces, incluso como alguien que tiene que armar equipos en todo momento es: ¿Cómo fomentar contextos donde lo colectivo aporte más valor?
El Efecto Medici
Para responder a la pregunta anterior propongo viajar por un momento a la Florencia del siglo XVI, donde Nicolás Maquiavelo, Sandro Botticelli y Leonardo Da Vinci compartían las calles que hacía sólo unos años también habían pisado Donatello, Filippo Bruneleschi y Andrea Verrocchio. Los Medici, que gobernaban la ciudad italiana en ese momento, financiaron y apoyaron a diversos investigadores, artistas, científicos, arquitectos y filósofos generando intersecciones de ideas y disciplinas que fueron fundamentales para el Renacimiento.
¿Qué tiene esto que ver con los equipos? En 2004, el emprendedor Frans Johansson publicó el libro El Efecto Medici haciendo referencia a este fenómeno, que rápidamente se transformó en Best Seller Internacional. En él, estudia el efecto de las intersecciones de ideas y su importancia en la innovación. Es decir, que busca demostrar cómo en ambientes con equipos diversos, y donde las ideas se cruzan, la innovación es más frecuente. O, dicho de otra manera, que la generación de conocimiento colectivo supera a la suma de los conocimientos individuales de las partes.
Equipos diversos y multidisciplinarios aportan mucho más de lo que creemos a la innovación en el ámbito laboral, especialmente en períodos de grandes cambios y transformaciones donde tenemos que estar preparados para pensar distinto.
El verdadero potencial de la tecnología
Volviendo a los primeros párrafos de esta reflexión, como decíamos, es cierto que la tecnología nos empodera individualmente. Pero su verdadero potencial se adquiere y se construye de manera colectiva y en contextos diversos.
Para concretar los ambiciosos proyectos que implican la transformación digital, la implementación, o el desarrollo de tecnologías emergentes, necesitamos generar conocimiento colectivo. Necesitamos hacer que 1 + 1 sea 3.
Desde lo personal, lo que más me entusiasma del proyecto Kovix es que estamos apostando a generar esa sinergia de ideas. Y si bien a veces los perfiles técnicos sentimos la autorealización personal superando desafíos de forma individual, cuando alcanzamos una verdadera sinergia de ideas cobra sentido todo lo que uno puede construir en equipo. Como si se abriera un nuevo universo, un nuevo panorama, en donde los límites de lo posible, las capacidades y las ideas se expanden ante la posibilidad de la construcción colectiva.
Estoy pensando en armar unos espacios, café de por medio, para conversar y debatir sobre estos temas. Hacer una pausa para pensar en un mundo tan agitado no viene mal. Si te resulta interesante la idea de participar, dejame un comentario en este artículo para que pueda tenerte en cuenta.
Nicolás Kovalsky
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